El uno de enero todos
los años me toca madrugar después de trasnochar por la música. Me siento
enfrente del televisor y me transporto a la sala Dorada de la Musikeverein de Viena
Austria y siempre interpretado por la Orquesta Filarmónica de Viena, una de las
mejores orquestas del mundo, me dispongo a escuchar el concierto de Año Nuevo.
A
ritmo de Polkas y Valses de los Strauss disfruto del concierto hasta que llega
el final y la Orquesta interpreta la Marcha Radetzky. Esta pieza es un símbolo del concierto. El director se gira para dirigir al público en vez de la
orquesta, también me dirige a mí. La marcha Radetzky se trata de una
composición de Johann Strauss. ¿A vosotr@s os gusta tanto el concierto como a mí?
¿Sabías que hay tanta demanda por
parte de público de todo el mundo para asistir a dicho concierto, que estas se
adjudican por sorteo y desde el día 2 hasta 23 de enero, se puede presentar
solicitud en la página de la Filarmónica de Viena?
Posdata: Quiero dedicar este Post a mi padre. El ha sentido e interpretado toda su vida la música. Ahora que se está marchando. Permitirme reservarle una primera fila en este concierto ;)
Yo me pongo el despertador. No me lo pierdo nunca
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